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Blog de los hermanos costaleros de la Real Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo de la Expiración, María Stma. de las Siete Palabras y San Juan Evangelista, de Jaén

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jueves, 21 de febrero de 2013

Siete lirios al Cristo de la Expiración (IV)

21 febrero 2013
por Luesco

Al meditar y revivir los próximos días de Semana Santa la Pasión tenemos que descubrir, junto a los dolores del Cristo histórico, que representan nuestras maravillosas imágenes de nuestras cofradías, los dolores del Cristo místico, de los Cristas vivos que son los hombres que están detrás de ellas. No podemos evocar y admirar al Cristo histórico sin acordarnos y volcarnos al Cristo místico. Cada vez que veamos la imagen de Cristo en la cruz, cómo sufre, debemos de acordarnos de los hombres que sufren, y cada vez que veamos a los hombres que sufren, tenemos que recordar a Cristo. Por eso, las imágenes de nuestras cofradías no se encuentran en un museo para ser admiradas como plenas obras de arte del pasado, sino que están en las iglesias y salen a las calles para recibir las plegarias, las oraciones y el amor de esos hombres que siguen sufriendo la Pasión de Cristo. Cristo sigue padeciendo en sus miembros, que son los hombres, los hombres que pasan necesidades materiales, y por qué no, los que atraviesan necesidades espirituales.
Cristo sigue padeciendo en la Iglesia, en los que están lejos y no pertenecen a ella, en los que pertenecen oficialmente por haber sido bautizados y están alejados. No se advierte con mediana claridad esta cuarta palabra: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mc., 15, 34; M., 27, 46). Son palabras que están permanentemente repitiendo el Cristo de las Misericordias, el Cristo de las Clarisas, el Cristo de los “Estudiantes”. Y no esconde ni recata su angustia, la proclama en voz alta. Él, que se siente abandonado por su Padre. Jamás se podrá entender. Debió ser pavorosa esa desolada vivencia. A nosotros los cofrades nos deben consolar al oírlo hablar así, como lo hace cualquier hombre desgarrado de la vida. Con esta Cuarta Palabra, el Cristo de las Misericordias se acerca fraternalmente a toda la humanidad. Gracias Señor. Esta noche, al contemplar en su altar de cultos al Cristo de la Expiración, le vamos a preguntar: ¿Por qué Señor? ¿Por qué Señor? ¿Por qué?

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