19 febrero 2013
Este es el gran mensaje de las cofradías. El mensaje de ayer, de hoy y el de siempre. El mensaje de la Pasión de Cristo, el mensaje de su fe, en el está la antorcha que debemos seguir manteniéndola y transmitirla a los que nos sucedan. La luz, el cirio de la fe, robustecer nuestra fe cofrade. Aumentemos nuestra fe, todas las demás cosas se nos dará por añadidura. Las obras sociales y apostólicas que hagamos serán los frutos y consecuencia de nuestra fe. La Pasión la hemos producido nosotros por causa de nuestros pecados. Todos, como dice el profeta: Hemos puesto nuestra mano sobre Él.
Pero la Pasión es precisamente, la repuesta del amor de Dios. Dios ha amado tanto al mundo que nos ha dado a su Hijo Unigénito; pero no solo el amor de Padre a nosotros sino el mismo amor del Hijo que, se ofreció voluntariamente al Padre.
El Cristo del Calvario le dijo al ladrón Dimas en el patíbulo, tan pronto como dio testimonio de fe en su conversión: Hoy está conmigo en el paraíso (Lc. 23, 43). Tres palabras son exclusivas de San Lucas, las más humanas, los pecadores, las palabras de hoy, los ladrones y tu refugio en el Padre. Quizá el mal ladrón, Gesta, pensaría, este que multiplicó los panes y los peces; caminaste, sobre las agua en el lago Tiberiades, asombró a los novios y los invitados con litros de agua que sabía a vino añejo, hizo andar a los paralíticos, deslumbraste a los ciegos, curarte a los leprosos, y lo que es más contundente, resucitaste, por lo menos, a tres muertos… Si eres Dios puede hacer lo que quieras. ¿Y no, nos puedes bajar de la cruz y salvarnos…? Sin embargo, Dimas solo pensaría una cosa: Estar con el Señor en el paraíso.
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